Erase martes de un julio de algún 2004...

    El día pintaba lindo, ya eran alrededor de las dos de la tarde cuando me pasan a buscar Eduardo y Sebastián; y sin perder tiempo nos dirigimos hacia Loma Bola. Al llegar comprobamos nuestras expectativas, bastantes nubes térmicas sobre la sierra y viento suave del noreste en el despegue. Comenzamos a desplegar nuestros equipos sobre la pendiente cuando nos avisa Mauricio, desde abajo, que el viento se estaba poniendo fuerte del sur en la superficie. Por las dudas espero a que salga Eduardo, todo un lujo poder gozar de semejante fusible.

    Por la radio se siguen escuchando confirmaciones de los dichos de Mauricio, pero nada del otro mundo, nada que no pueda solucionarse con un poco de acelerador, supongo.    

    Sale Sebastián, y unos minutos después me encuentro acompañándolo en las mediocres térmicas que encontramos mientras inexorablemente descendíamos por el filo de la Sierra.

    Aquí es donde las cosas empiezan a complicarse. Eduardo y otros empiezan a avisar, un poco mas alarmados, que el viento abajo se estaba poniendo aún más fuerte del sur.

    Estoy saliendo de la sierra, ya sobre los campos cultivados del valle cuando aprovecho y miro abajo una fogata para chequear lo que me dicen; el humo sube tranki hacia el oeste. Nada alarmante.

    Aún así, considerando quienes daban la advertencia, giro a la derecha enfrentándome al supuesto viento sur para ver cuanto avanza mi vela. Ups!! Que cosa... la vela no avanza. Pongo el acelerador a fondo... opa, tampoco... Empiezo a preocuparme; miro otra vez el humo y veo como rota hacia el norte y empieza a agitarse, junto con los árboles que lo rodean... Opaa, el viento efectivamente se puso fuerte del sur... no llego ni en pedo al aterrizaje "oficial".

    Ahora, cual es mi situación?: Estoy como a 200 mts de altura, justo arriba del alambrado que separa el Country "Las Yungas" de "Los Azahares". Apuntando directo al sur, sin poder avanzar un mísero metro. No podía hacer nada, necesitaba asegurar un aterrizaje justo abajo mío. Analizo un poco la situación y concluyo que solo necesitaba avanzar algunos metros para alcanzar un aterrizaje seguro. Para llegar al mismo, consideré que cuando esté a menor altura, el viento sería más suave y me dejaría avanzar un poco, permitiéndome aterrizar tranquilo en las grandes extensiones vacías del Country "Los Azahares".

    Ahora, la cuestión es que el archiconocido dato de que el viento es más fuerte cuanto más alto estás no es tan así. Efectivamente, ese día, el viento era más fuerte entre los 0 y los 100 metros, tal como me avisan por la radio, justo antes de que yo entre en esa complicada franja de alturas. Compruebo, ya bastante alterado, que bajo estas condiciones, no hay forma que alcance el aterrizaje previsto y de quedarme así, empecinado, parado sobre el acelerador como estaba iba inexorablemente a bajar justo arriba del alambrado que mencioné antes; sólo que no aclaré que se trataba de un amigable alambre de pua de 2 metros de alto!

    Ya jugado, a 15 metros de altura sobre el alambrado, con árboles a la derecha y una casa de dos pisos a la izquierda no atino a otra cosa que soltar el acelerador para retroceder un poco y aterrizar, mal me pese, en el relativamente pequeño patio de la primer casa del Country. Dos segundos después, estoy parado en el suelo, con la vela arriba, controlada, doy unos pasos adelante, me doy vuelta, chequeo que no hay nada atrás, la freno y dejo caer sobre el pasto. Ufff...

    Segundos depués veo como otro desafortunado piloto, intentando llegar un poco más lejos, entiende también que nada puede hacer; ya sobre la casa, dobla a la derecha, corrige, esquiva los árboles y termina aterrizando medio de coté en el mismo patio.

    Guardamos todo, y camino a la salida del contry nos encontramos con Eduardo que, más inteligentemente, había escogido el espacioso green de la cancha de golf; a pocos metros estaba Sebastián que había prácticamente aterrizado en una cancha de tenis y ya casi terminaba de desenganchar la vela del alambrado que la rodeaba.

    En fin, mientras terminamos de tomar la Coca que nos invitó Eduardo en un bar del Country nos pasan a rescatar con un remis. 1,50 $ per capita y estamos todos sanos y salvos en el DrugStore donde se reúnen todos los pilotos locales.
 



- Volver a Artículos -