- Decepciones pronosticables -
Hace ya unos meses, quizá apresuradamente, comencé a poner en práctica mi reducido saber meteorológico a la tarea de “leer” el cielo. Entiéndase, entre otras aspiraciones, poder pronosticar en un día azul cualquiera, si el fastidioso cielo despejado se trasformaría durante las próximas horas en un campo fértil para el vuelo, colmado en toda su extensión de pomposas nubes térmicas.
Para realizar esto, no rehusé a la cooperación de la tecnología, y me dispuse metódicamente a revisar los sondeos del mediodía que realizan en Ezeiza.
Decepcionado, comencé a advertir que no podía verificar una correlación entre el gradiente de temperaturas y la calidad y cantidad de térmicas que luego aparecían unas horas más tarde. Para que se entienda, dias con inversiones térmicas de varios grados centígrados de temperatura, y varios cientos de metros de altura, que, en teoría, deberían ponerle un alto a cualquier burbuja cálida que intentara atravesarlas, terminaban formando un variado catalogo de preciosas nubes térmicas de todas las formas y tamaños imaginables. También me topé varias veces con el caso opuesto. Dias de una inestabilidad admirable, con un gradiente térmico constante de 2 grados cada 100 metros hasta alturas que pocos se atreverían a alcanzar, y nada, ni un mísero proto-pseudo-cúmulo, nada de nada, cielo azul hasta donde alcanza el horizonte.
Frente a esta desilusionarte realidad, sólo me quedan algunas posibles excusas:
1) Los sondeos sólo sirven específicamente para el lugar donde los realizan y para las pocas horas siguientes (poco probable).
2) Poco tiene que ver el perfil de temperaturas de la atmósfera con su “capacidad” para formar térmicas (aún más improbable).
3) Soy un zopenko que, por más que lo intente, nunca aprenderá a “leer” el cielo (altamente probable).
Por otro lado, planteo también otra duda:
Supuestamente, una burbuja térmica necesita una determinada cantidad de tiempo adherida al suelo para poder acumular así suficiente energía solar y entonces, al momento de desprenderse, poseer una masa crítica que le permita alcanzar con suficiente impulso el techo de condensación y así formar una compacta y bien alimentada nube térmica que delate, al mismo tiempo, su anterior existencia.
La pregunta es: ¿Porque, muchas veces, con vientos que superan los 50 km/h, en los que en principio el aire caliente sobre la superficie no dispondría de suficiente tiempo antes de ser “arrancado” por el viento, son los dias donde, aparentemente, hay mayor actividad térmica, con nubes de gran desarrollo vertical, con bases bien lisas y delimitadas ?
Quizá esto no lo he verificado suficientes veces, por lo tanto, tal vez, en esos casos tuvieron más peso otras variables, sin embargo no ha dejado de llamarme la atención esa aparente desvinculación entre la realidad y la teoría que se lee sobre estos temas.
* Mensaje enviado al Foro de Parapente Argentina. 2003.